En Memoria de Reynaldo “Caramelo” Marcia
Con profunda tristeza, pero con un corazón lleno de gratitud por la vida que vivió, nos despedimos de Reynaldo Marcia, conocido por muchos como Don Rey o “Caramelo”.
Un esposo amoroso, padre ejemplar, abuelo y bisabuelo dedicado, y un amigo inigualable. Su partida deja un vacío imposible de llenar, pero su legado de amor, generosidad y alegría seguirá vivo en cada uno de nosotros.
Nació en San Alejo, La Unión, El Salvador, el 5 de junio de 1948. Formó su familia junto a su amada esposa, Maritza Marcia, con quien compartió 46 años de matrimonio, basados en el amor, la dedicación y el respeto. Juntos criaron a sus dos hijos, Ronald y Reynaldo Marcia. Más tarde, se trasladó a los Estados Unidos, donde vivió por más de 25 años, construyendo un hogar lleno de amor y estabilidad para su familia. Con el tiempo, disfrutó la felicidad de convertirse en abuelo de Maritza, Ronald Steven, Valentina y Mia Isabella, y tuvo la dicha de conocer y amar a sus bisnietas, Alianna y Aileen, quienes llenaron sus días de luz y alegría.
Después de una vida llena de amor y entrega, falleció el 15 de febrero en su tierra natal, El Salvador, el país que siempre llevó en su corazón y al que soñaba regresar para despedirse en paz.
Además de ser un esposo y padre excepcional, Don Rey fue un hermano querido dentro de una familia grande y unida. Compartió su vida con sus hermanos y hermanas: Lilian, Tere, Irma, Mario, Santos, David, Yolanda (de grata recordación), Chepe, Lupe, Carmen, Samuel, Omar, Lito, Francisca y Elsa con quienes siempre mantuvo un lazo fuerte e inquebrantable.
A lo largo de su vida, Reynaldo fue un hombre ejemplar. Su amor por la vida se reflejaba en los pequeños gestos de cada día: el café mañanero para su esposa, la espera paciente por sus hijos y nietos para compartir con ellos una fruta o un cafecito cada mañana, el cuidado de su jardín y la satisfacción de regalar con orgullo los tomates y vegetales que cultivaba con esmero. Fue un esposo devoto, un padre y abuelo amoroso y un amigo incondicional.
Su generosidad, su fortaleza y su alegría dejaron huella en todos los que tuvieron la dicha de conocerlo. Siempre encontró felicidad en lo simple: en una conversación, en un chiste repetido que nunca perdía su gracia, en el tiempo compartido con su familia y amigos. Era un hombre de principios, de palabra sincera, de amor sin reservas.
Sus palabras, su risa y su amor nunca se desvanecerán. Y aunque esta despedida pesa en el alma, encontramos consuelo al saber que su presencia sigue con nosotros—en cada historia que contamos, en cada acto de bondad, en el amor que seguimos compartiendo. Porque uno solo muere cuando su recuerdo se borra, y su memoria vivirá por siempre en nuestros corazones.
Thursday, March 6, 2025
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Moloney Funeral Home Central Islip
Friday, March 7, 2025
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Friday, March 7, 2025
Queen Of All Saints Cemetery
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